Antes de que comiences a leer:

Lector constante, debes saber que las historias que aquí se escuchan ya han sido contadas, quizás tengas esbozos de ellas en otro tiempo y en otras circunstancias.
Si eres nuevo debes saber que para entender la historia de nuestro asesino deberás viajar en orden cronológico hasta la entrada del día 5 de Octubre de 2011 y leer en orden ascendente.
~Atte: Tu narrador.

sábado, 22 de octubre de 2011

Pesadillas Recurrentes

El sobresalto me cogió por sorpresa y los músculos se contrajeron de golpe.
De nuevo, pesadillas; por eso evitaba dormir.
Me coloco de pie. Me cercioro de que estoy completamente vestido, el cansancio acumulado que me provocó caer redondo en la cama es el mismo que se ha encargado de borrar gran parte de los días anteriores.
Me dispongo a hacer la maniobra habitual, la única que me permite volar libre de esta cárcel con barrotes dispuestos en paredes, de momento hasta que todo el ajetreo pase.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco. Media vuelta.
Ando y ando. De un lado a otro de la habitación. Mientras ejecuto este movimiento mecánico tengo las manos en los bolsillos. Solo las extraigo para llevarme cigarrillos a la boca e intercalar un trago casual.
Las pesadillas lo atormentaban desde que había sido consciente del uso de razón. Desde que había sido capaz de usar su mente parcialmente desarrollada para darse cuenta que el mundo en el que vivían se había corrompido, que no había sitio para las personas de buen corazón, que el mundo estaba sucio, corrupto y enfermo. 
El debía cerrar esa herida.
Las pesadillas lo atormentaban desde que se dio cuenta que era a través de la sangre desde donde debía curar al mundo. 
Desde que se había dado cuenta de que era un asesino.
En un principio, eran pesadillas infantiles en cierto modo. Lo perseguían los prejuicios en la soledad. La oscuridad que inundaba a las personas las poseía, convirtiéndolos en seres oscuros y ansiosos de apoderarse de más victimas. El no temía a las sombras, lo que lo aterraba era el hecho de que las personas podían ceder con suma facilidad a esta oscuridad. Que los malos sentimientos están en todas las personas, que los posean es solo un simple trámite.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco. Media vuelta.
Conforme crecía, las pesadillas se volvieron cada vez más extrañas. Formas monstruosas y amorfas, de colores preciosos que rotaban lo perseguían y esos colores se le metían en la piel y le alteraba internamente. Ahora podía ver las manchas de colores si cerraba los ojos. En ocasiones antes simplemente se tumbaba en la cama y miraba al techo, donde las manchas giraban en preciosos dibujos simétricos y alcanzabas colores hermosos a más no poder. Siempre le alegraba contemplar estos colores, ya que sabía que si no era en su sueños no podían alcanzarlo.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco. Media vuelta. Me llevo un cigarrillo a la boca.
Con su primer asesinato, se vio saciada su ansia de encontrar el interior de las personas.
Fue de casualidad. Conducía el coche por una carretera de montaña cuando le sorprendió una nevada. Un poco más adelante se encontró con un ejecutivo que se había quedado tirado. Entonces fue donde supo que no tenía respeto alguno por la vida humana. Le cortó el cuello con una navaja que llevaba encima siempre por protección y tras enterrar el cuerpo en la nieve  encontraron el cadáver a los dos meses, semidevorado por los lobos. A lo que quedó del cuerpo lo dictaminaron muerte por congelación según los informes forenses. Fue un primer asesinato perfecto.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco. Media vuelta. 
En unos días podré volver a salir a la calle. La pista del caso se habría enfriado y nadie sabía de mi paradero. Lo primero que haré será emborracharme, y luego me retiraré por un tiempo a la casa abandonada del lago BlueMoon. Si me encuentro con algún campista probablemente no sea capaz de refrenar mi ansia de sangre humana y acabe muerto. Es un sitio poco visitado excepto para parejas puverscentes.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco. Media vuelta.
Necesito un trago.

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